Novena

Por Macario Astoga

NOVENA A LA VIRGEN SANTÍSIMA DE GRACIA

DEDICATORIA

¡oh, Virgen Santísima de Gracia y Patrona de la piadosa e ilustrada Ciudad de Archidona!

A Vos Madre mía, consagro este pequeñísimo trabajo en honor del especialísimo Misterio de vuestra gloriosa asunción a los cielos y como recuerdo a mi Señora Madre.

Y por tanto, reconociendo los muchos prodigios que obrais desde vuestro Santuario en favor de vuestros fieles hijos que con fe viva se encomiendan a Vos, os suplico con todas las veras de mi alma, que no os olvidéis de este vuestro Capellán, de toda su familia, de sus verdaderos amigos y de todos los hijos de Archidona, que descansan tranquilos bajo el manto de vuestra protección, y que derraméis una de vuestras bendiciones dichosísimas sobre aquellas almas piadosas que con sus limosnas y aplicaciones, costean las obras y sostienen el culto y devoción de vuestro piadoso Santuario.

Y, por último, que nos ayudéis en todas nuestras necesidades temporales y espirituales, que nos libréis de las tentaciones y del pecado, que imitemos vuestras virtudes y que no perdamos nuestra alma.

El capellán,

Macario Astorga Berrocal.

Presbítero.

MODO DE REZAR LA NOVENA

Persignación:

Por la señal de la Santa Cruz (+), de nuestros enemigos (+) líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Acto de contrición

Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, no sólo porque al pecar merezco las penas establecidas por ti justamente, sino principalmente porque te ofendí, a ti sumo Bien y digno de amor por encima de todas las cosas.

Por eso propongo firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado.

Amén

ORACIÓN

¡Oh, Virgen Santísima de Gracia, y Madre Purísima de Nuestro Redentor! Pues, fuiste desde el principio de los tiempos, escogida por la beatísima Trinidad, para ser Hija del eterno Padre, Madre del Eterno Hijo y Esposa del Espíritu Santo.

Y por estas especialísimas excelencias colmada de todas las gracias del Divino poder, haciéndoos tesoro de su inmensa piedad, y nombrándoos Madre del Género Humano, para que en voz y por vos, tuvieran los pecadores protección y amparo, ante el divino acatamiento.

Por estos soberanos privilegios, y por el especialísimo Misterio de vuestra gloriosa Asunción al cielo, que humildemente reverenciamos y os pedimos Señora y Madre nuestra, nos amparéis en todas nuestras necesidades temporales y espirituales, y especialmente, nos concedáis la gracia, que ahora os suplicamos, en esta novena y esperamos conseguir diciendo:

Dios te salve María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

Meditemos un breve momento y supliquemos a la Santísima Virgen, la Gracia que deseamos conseguir en este Santo ejercicio.

 A continuación, se realizan las oraciones pertenecientes al día de la novena que corresponda:

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

 ¡Oh, Reina de los Ángeles, Madre de Dios y Madre nuestra¡ a quien estos soberanos espíritus sirvieron de Carroza para subir a coronaros en el Alcázar Celestial el día de vuestra soberana Asunción al cielo, de cuyo gozo participan los mortales, especialmente vuestros devotos, que uniéndose a estos Espíritus angélicos, para acompañarlos al cielo, esperan de vuestras piedades, consejo en las dudas, amparo en sus fatigas, consuelo en sus miserias y remedio en sus enfermedades; y como acogidos al asilo de vuestra gracia, esperamos de ella la que presente os pedimos y sin duda conseguiremos, si con fe viva y alegres te saludamos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

 ¡Oh Virgen Purísima, que habiendo sido saludada por el Arcángel San Gabriel, como llena de gracia, por ser de ab eterno electa para Madre del Divino Verbo, os reconoció éste con los demás de su coro por Reina y Señora, y como a tal os reverenciaron y sirvieron en el día de vuestra admirable Asunción al Cielo! Os suplicamos que, por este soberano misterio nos concedáis lo que os pedimos en esta novena, aumento de nuestra Santa Fe católica, extirpación de las herejías, exaltación de nuestra Santa Madre Iglesia, salud al Romano Pontífice y a nuestro Prelado Diocesano, vida dilatada y feliz acierto a nuestro católico Monarca, para que esté en paz su reinado, y así uniendo nuestras súplicas a las alabanzas de estos soberanos Espíritus, colmados de estos beneficios, con alegría te alabemos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA TERCERO

ORACIÓN

¡Oh Madre de piedad y trono de la Gracia! A ti, llenos de confianza acudimos como a nuestro propio amparo, celebrando el soberano misterio de vuestra gloriosa Asunción al cielo; en cuyo día el tercer coro de los ángeles llamados tronos, os reconoció por Reina y Señora, y como a tal os sirvió y os reverenció. Os suplicamos, Señora, por este admirable misterio, que admitiendo nuestras deprecaciones, unidas a las alabanzas de estos Soberanos Espíritus, nos concedas lo que os pedimos en esta novena. Y, así mismo, os suplicamos nos concedáis felicidad y abundancia en los frutos de la tierra para que, favorecidos con estos beneficios, te alabemos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA CUARTO

ORACIÓN

 ¡Oh Soberana Señora y Madre piadosísima! a quien el cuarto Coro de los ángeles llamado Dominaciones, os reconoció por Reina y Señora en el día de vuestra gloriosa Asunción al cielo, y como él tal os reverenció y sirvió; os suplicamos, Señora, que admitiendo nuestras suplicas unidas a las alabanzas de estos soberanos Espíritus, nos concedáis lo que os pedimos en esta novena; Y que librándonos de rayos, centellas, inundaciones y terremotos, seguros con tu amparo y llenos de confianza te celebremos, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA QUINTO

ORACIÓN

¡Oh Princesa de los cielos y abismo de Milagros! a quien nos acogemos como a puerto seguro de todos los peligros, especialmente los que celebramos el grande misterio de vuestra gloriosa Asunción al cielo, en cuyo día el quinto coro de los Ángeles, llamados Principados, os admiró y reconoció por Princesa y Señora, y como a tal os venero y adoro. Os suplicamos, Señora, por este Soberano Misterio, nos concedáis lo que os pedimos en esta novena; como la paz de nuestros corazones, la rectitud de nuestras costumbres y la observancia de la Divina Ley, que uniendo nuestras oraciones a las alabanzas de estos Soberanos Espíritus, con ellos te alabemos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA SEXTO

ORACIÓN

 ¡Oh Poderosa Señora y Madre de afligidos, a quien acuden los miserables pecadores como a refugio universal de sus miserias! Y a quien el sexto coro de los Ángeles, llamado Potestades, reconoció por su Reina y Señora en el día de vuestra gloriosa Asunción al cielo; celebrando el inmenso poder que la Beatísima Trinidad puso en Vos; os suplicamos, Señora, por este especial privilegio, y el Misterio heroico de vuestra prodigiosa Asunción, nos concedáis lo que por vuestra mano deseamos conseguir en esta novena; y además de esto os pedimos, que usando de vuestro admirable poder, nos libréis del gorgojo, oruga, gusano, langosta y toda plaga nociva a los frutos de la tierra, para que defendidos vuestros devotos con tan poderoso Patrocinio, uniendo estas súplicas a los elogios de estos poderosos espíritus, con ellos siempre alegres te alabemos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA SÉPTIMO

ORACIÓN

 ¡Oh Purísima Madre de nuestro amantísimo Jesús y Reina de las Virtudes! A quien el séptimo coro de los Ángeles, coronaron por su Soberana Emperatriz en el día de vuestra admirable Asunción al cielo, y como a tal os obedecen alegres y gustosos.

Por esta inexplicable excelencia, y el adorado Misterio de vuestra Divina Asunción, os suplicamos, Señora y Madre Nuestra, nos concedáis lo que humildemente os pedimos en esta Novena, y que admitiendo nuestras súplicas, unidas a las adoraciones de estos Soberanos Espíritus, nos libertéis de toda enfermedad contagiosa, hambre y guerra, para que libres de estos castigos y amparados por virtud de vuestra Divina Gracia, con ella te alabemos diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

¡Oh Santísima Virgen y Purísima María, Reina Soberana de los Querubines! Que absortos y admirados de vuestra pureza y Santidad, no cesan de alabar a Dios y a vuestra singular belleza, al reconoceros por su Soberana Señora, y como a tal os adoran, alaban y bendicen. Por estos Soberanos Arcanos y el de vuestra admirable Asunción al cielo, os suplicamos, Señora y Madre nuestra, nos concedáis lo que os pedimos en esta Novena, y que libertéis los ganados de todo contagio, y enfermedad mortífera, conservándolos saludables, como necesarios para la vida humana, como así lo esperan Señora de vuestra piedad, todos vuestros devotos, los que alegres te alaban diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

DÍA NOVENO

ORACIÓN

 ¡Oh Virgen Santísima de Gracia, salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, amparo de los miserables y único asilo de todos los infieles, que errando el camino de la verdad, te buscan como infalible consuelo de sus desgracias!

¡Oh Madre y Señora nuestra! Amparadnos en todas nuestras fatigas, penas y desdichas; pues a ti acudimos como a nuestra única Patrona y Reina!

¡Oh Reina de los Serafines y de los hombres! Que abrazados y alegres al contemplaros tan llena de Gracia, humildemente os rinden continuas alabanzas, como a su única Soberana y Señora. Por estos inexplicables dotes y el de vuestra incomprensible Asunción al cielo, os suplicamos, Señora, nos concedáis lo que os pedimos en esta novena. Y que infundiendo en nuestras almas, un rayo de vuestra Divina Gracia, aseguremos alabaros eternamente en la Gloria, diciendo:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Madre de la Divina Gracia, Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Oremos:

 Te rogamos, Señor, perdones las faltas de tus hijos, para que, los que no podemos agradarte con nuestras acciones, nos salve la intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.